
Este artículo, escrito por Pablo Landa, antropólogo y curador del pabellón mexicano en la Bienal de Venecia 2016, y Juan José Kochen, arquitecto y miembro del Comité Técnico de la misma muestra, pone en evidencia el origen, el fundamento y los efectos de distintas manifestaciones sociales y procesos participativos significativos para el desarrollo y construcción de ciudad y arquitectura en el país, y que en el último tiempo, llegaron a ser parte de la selección oficial del pabellón nacional en la Muestra Internacional de Arquitectura que se exhibe ahora en Venecia.
A principios del siglo XX, las familias de clase alta de la Ciudad de México comenzaron a mudarse a nuevas colonias al poniente del Centro Histórico. Muchas de sus casas fueron subdivididas y se convirtieron en vecindades. En 1942, el gobierno de la ciudad congeló las rentas y, en las siguientes décadas, las vecindades recibieron poco mantenimiento. Hacia los setenta comenzaron a colapsar sus techos. Vecinos de la colonia Guerrero, con ayuda técnica del arquitecto Carlos Espinosa SJ, comenzaron a aligerar y reconstruir techos. Como parte de este trabajo, produjeron un manual que circuló en la zona y permitió que se multiplicaran los esfuerzos.
Decenas de vecindades colapsaron con el terremoto de 1985 pero sobrevivieron muchas que habían sido intervenidas en años anteriores. Sus habitantes se dieron a la tarea de ayudar a los damnificados y juntos organizaron asambleas para pedir la expropiación de los predios afectados y prevenir la expulsión de sus habitantes. En este contexto surgieron otros manuales para asistir los procesos de organización vecinal y reconstrucción de viviendas.
